"La Iglesia será llamada a curar las heridas, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a curarlas con la solidaridad" (Papa Francisco)

29 de febrero de 2016

La Cuaresma (II): Limosna

Una curiosidad en la iglesia de Grijalba
Asunción en la Iglesia de Grijalba
Asunción de Becerra en la Catedral de Astorga





















Esta entrada tiene título y subtítulo. El título es: “La Cuaresma (II): Limosna”, y como subtítulo “Una curiosidad en la iglesia de Grijalba”. Así, a primera vista, parece que no tienen demasiado que ver una cosa con la otra. Pero vamos por partes. Comenzamos recordando que la Iglesia católica, apoyándose en el capítulo sexto del evangelio según san Mateo, aconseja tres prácticas de cara a la conversión: la oración, el ayuno y la limosna. Tres prácticas que, con el paso de los siglos, se han convertido en las prácticas cuaresmales por excelencia. De la primera de ellas, la oración, ya se habló en otro lugar de este blog, haciendo referencia al viacrucis, también muy cuaresmal. Hoy quiero fijarme en la limosna. 

La limosna, bien entendida, no es simplemente dar unas monedas a un pobre. La limosna cristiana es, sobre todo, preocupación por el otro, es compartir lo que somos y tenemos, es ayudar en la necesidad -del tipo que sea-; la limosna es, en definitiva, vivir el amor cristiano, algo que no puede faltar en ningún discípulo de Jesús. 

Y aquí es donde entra en juego la iglesia parroquial de Grijalba. Una iglesia, dedicada a la Asunción de la Virgen María, que fue declarada en la década de los 80 del siglo pasado Bien de Interés Cultural (B.I.C.). Desconozco el motivo o los motivos concretos por los que le concedieron este título de relevancia pero, sin ser la más llamativa visualmente de todo el Valle de Vidriales, bien lo merece por su sólida construcción, por su portada del gótico tardío, por su maravilloso retablo renacentista de la escuela de Gaspar Becerra (autor del majestuoso retablo mayor de la Catedral de Astorga) y, sobre todo, por su impresionante artesonado mudéjar. Prácticamente todo ello del siglo XVI.
Artesonado mudéjar en la iglesia de Grijalba

Pero no son todas estas maravillas del templo parroquial de Grijalba lo que nos recuerdan la limosna del presente artículo. A parte de todas esas obras de arte, de sobra conocidas por su importancia, se pueden encontrar otros pequeños detalles interesantes en esta pequeña iglesia. El que quiero destacar es una lápida sepulcral, también del siglo XVI. Seguro que en tiempos pasados estuvo en el suelo, cubriendo la sepultura del personaje al que hace referencia. Hoy, y desde hace muchísimo tiempo, está incrustada en uno de los muros laterales, en el lado del Evangelio.
Lápida sepulcral. Iglesia de Grijalba

El texto, trasladado al castellano actual, dice así:

Aquí está sepultado el reverendo señor Alonso Mateos, cura que
fue de esta iglesia, a la cual dejó sesenta cargas de tierras y
la renta de ellas ha de gozar el bachiller Alonso Mateos por
sus días, con cargo de dos misas cada semana. Y después de
sus días las dejó para la fábrica de la iglesia con cargo de
las dos misas y que casen  de la renta de cada dos años una
huérfana pobre, conforme a lo que dice la dotación. Han de ele-
gir la huérfana el cura y mayordomos de la iglesia. Y para que el
concejo haga decir las misas dejo una cántara de vino. Mu-
rió último día de febrero, año de mil y quinientos sesenta y uno.


Solamente con una primera lectura son varios los datos que podemos extraer del texto:

- Como en casi todas las lápidas de las sepulturas, descubrimos el nombre y la fecha del fallecimiento: Alonso Mateos, fallecido el último día (28) de febrero del año 1561. Es de suponer que el fallecimiento sucediera en esta localidad de Grijalba. 
  
- No conocemos la edad en la que murió, pero sí sabemos que el finado era sacerdote y que, al menos durante un tiempo, ejerció su ministerio en la misma parroquia donde está enterrado: "cura que fue de esta iglesia".

- Parece ser que era un hombre generoso. Dejó para la parroquia “sesenta cargas de tierras”. Eso sí, se reservó para sí mismo -mientras viviese- los beneficios que produjesen esas “cargas de tierras”, ofreciendo a cambio de lo que ya era suyo un beneficio espiritual: “dos misas cada semana”.
   
- Pensó en su salvación eterna. Así, esas dos misas cada semana, fruto del beneficio de las cargas de tierras, se debían aplicar por su eterno descanso después de su fallecimiento.
  
- Pero no todo son oraciones. En uno de los párrafos anteriores se decía que la limosna -el ejercicio de la caridad- no puede faltar en un buen cristiano. Mucho menos en un buen sacerdote. Y aquí está la limosna: "que casen  de la renta de cada dos años una huérfana pobre".
Seguramente en su labor pastoral en vida se preocupó de los necesitados. Quiso que esa preocupación fuese más allá de su muerte. No hay mejor oración y sacrificio a los ojos de Dios que la preocupación por los hermanos y, de modo especial, por los hermanos necesitados. En la época que estamos hablando, si una mujer no contraía matrimonio de alguna manera estaba condenada a la pobreza para siempre. Si esa mujer ya es pobre y a su vez huérfana, sólo puede aspirar a vivir de la mendicidad el resto de sus días, "sin un hombre que la ampare". Otorgar una buena dote era asegurar un buen futuro a esa mujer.
Transcripción de la lápida

- Quiso, además, que su voluntad se cumpliese y se aseguró de que así fuera. En el tema de las misas "para que el concejo haga decir las misas dejo una cántara de vino". Y en el tema de la dote para la huérfana, mucho más importante, deja a varias personas encargadas: "Han de elegir la huérfana el cura y mayordomos". De esta forma asegura que se lleve a cabo y, quizá también, evite que se entregue a quien no necesita por "tráfico de influencias", ya que son varias las personas que tienen que decidir y ponerse de acuerdo.

Podríamos segujir leyendo entre líneas todo lo que nos dice desde su tumba "el reverendo señor Alonso Mateos, cura que fue de esta iglesia", pero es suficiente con la gran lección de vida -¿y de muerte?- que nos deja: 
  • Siempre merece la pena buscar el bien de los demás, si quieres tu propio bien mira el del prójimo.
  • La opción por los pobres, tan cacareada en la Iglesia, tiene que verse en obras concretas.
  • La mejor forma de practicar la religion, y seguro que la más agradable a Dios, es ocuparse y preocuparse de los pobres y necesitados.
  • ... ¿seguimos?  


Iglesia parroquial de Grijalba